Carlos Manuel Valdés / La muerte

El cristianismo creó toda una modalidad de lo más interesante: retomaron las costumbres romanas de beber y cantar en las tumbas y añadieron a la tradición el rezar por los difuntos. Eso se hacía en el siglo cuarto y suscitó que los teólogos se preguntaran si tenía sentido pues, ¿para qué rogar por e...

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Main Author Carlos Manuel Valdés
Format Newspaper Article
LanguageSpanish
Published Saltillo, Mexico Editora El Sol, S.A. de C.V 02.11.2008
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Summary:El cristianismo creó toda una modalidad de lo más interesante: retomaron las costumbres romanas de beber y cantar en las tumbas y añadieron a la tradición el rezar por los difuntos. Eso se hacía en el siglo cuarto y suscitó que los teólogos se preguntaran si tenía sentido pues, ¿para qué rogar por ellos? porque, si ya fueron juzgados, como dice el Evangelio, entonces o están en el cielo o se están rostizando en el infierno y en ningún caso tiene efecto la oración. Sin embargo, la madre de San Agustín, viuda de un borrachín, pedía por su alma en su túmulo mezclando comestibles y vino tinto con los rezos. Siglos más tarde se inventaría el famoso Purgatorio, cuya existencia no consta en los evangelios. Si existe el Purgatorio, es decir, un lugar intermedio donde se pagan culpas, entonces puede implorarse perdón por los muertitos. Lo cual indica que la gente inventa su propia teología cuando no le cuadra la de los grandes teólogos. El Purgatorio se impuso con fuerza. De éste surgió toda una rama asombrosa del arte esculpido y pintado. Retomo una de las más bellas expresiones, la de las vírgenes de la leche. Se conservan en Europa y Perú miles de imágenes de la madre de Jesús, con uno o ambos pechos visibles, los que oprime ella o el niño Jesús y de ellos surge un chorro de leche.